El equinoccio de otoño: la tierra respira y nosotros respiramos con ella

La luz y la oscuridad se equilibran. El día y la noche duran lo mismo. Todo a nuestro alrededor se prepara para una transición. El otoño llega y nos invita a la introspección. Experimentamos la despedida de los días largos y la bienvenida a la calma, el abrigo, la preparación para el invierno.

En La Musona, seguimos de cerca los ciclos de la naturaleza, pero sobre todo los vivimos. El equinoccio de otoño es uno de esos momentos en los que la tierra respira profundamente, se recoge y nos llama a hacer lo mismo.

El campo cambia, nosotros también

Aquí, desde nuestra masía, el cambio es palpable. La hierba, antes verde bajo el sol veraniego, comienza a dorarse lentamente, como si la tierra misma se abriera en tonos cálidos. Las hojas de los árboles tapizan el suelo con colores que van del amarillo al marrón más profundo. Y el viento comienza a mutar en armonía llevando cada vez con días más frescos.

Se abre un espectáculo lleno de texturas y aromas que llenan el aire de un ambiente terroso. Casi podemos decir que tenemos un color propio que nos rodea, el color Pantone Musona.

En nuestros paseos diarios, junto a las vacas, empezamos a notarlo. El aire más fresco se mezcla con las primeras nieblas de la mañana que cubren los prados como un manto.

Todo parece prepararse para el descanso.

Y nuestras terneras, que pacen tranquilamente, parecen sentir también este cambio: sus movimientos son más pausados, como si intuyeran la llegada del cambio.

la musona tardor otono

Despedimos el verano, dando la bienvenida a la introspección

En otoño, el campo nos recuerda que todo tiene su ciclo. Que así como la primavera aporta esplendor, el otoño nos regala la oportunidad de soltar lo que ya no necesitamos. Los árboles se despojan de sus hojas y nosotros… ¿qué soltamos? ¿Qué dejamos atrás para prepararnos para la llegada del invierno?

Hay cierto encanto en el recogimiento, al cerrar etapas.

El otoño nos llama a mirar hacia dentro, a valorar lo que tenemos, lo que somos, y lo que realmente necesitamos. Quizás los encuentros se van espaciando, o quizás cambian de formato y ritmo, pero… ¿no supone también un placer que llegue el viernes por la noche y el plan sea no hacer nada o hacer poco? Es tiempo de estar en casa, con una buena comida y una buena conversación, acercándonos a los nuestros (y también olvidarnos de todo y cuidándonos a nosotros).

Celebramos el otoño y nos llenamos de ilusión por una mesa de colores cálidos y reconfortantes

Con el equinoccio de otoño celebramos la conexión entre la tierra y la mesa.
Imaginem un foc encès, unes castanyes rostides, l’aroma de la carn cuinant-se lentament, mentre compartim històries i rialles amb els qui més ens estimen.

Es tiempo de sabores intensos, de combinaciones y platos que reconfortan, de setas y calabazas, de volver a lo esencial. Y con cada bocado, con cada plato servido, honramos estas sensaciones.

Así que, cuando llegue el otoño, nos detenemos, respiramos profundo, y nos dejamos llevar al cierre de los ciclos. Miremos hacia dentro y disfrutamos de todo lo que este cambio nos aporta.

Porque, al fin y al cabo, el otoño nos recuerda que hay belleza en la pausa , en el silencio, en el simple acto de estar presentes.

Desde La Musona, decimos sí a saborear esta temporada con todos los sentidos. A sentir la caricia del viento fresco en su cara. A dejarnos sorprender por los pequeños placeres que en ocasiones, con el día a día, no podemos saborear.

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